Circe y Circos

PASOS

No puedo escribir en cuadernos viejos:
las fotos fueron cambiando
y el espejo
refleja borroneado.

No puedo leer
mis cuadernos del pasado.
No encuentro esos códigos
que delineaban mi vida.
No los recuerdo.
¿Cuáles eran los signos?
¿Cuáles fueron los días
de esos renglones gordos?
¿Cuáles son las letras
que atravesaron mi cuerpo?
¿Cuántas?

¿Dónde habita mi presente sin espera?
¿Quiénes son los libros que me faltan?
¿Cuál es el tiempo que llevo en estos días?
¿Cuáles serán los versos 
que traigan calor de estrellas nuevas,
mientras empieza inexorable la muerte
después del nacimiento?

Diez segundos para renacer

Derramaré la vida en diez segundos,
desde el plexo hasta las espinas.
Comenzaré por Dios y la suerte,
después iré por el destino.
Increparé diablo con todo lo que es mío
y al fin
iré por la garganta.

Derramaré la vida en lo que no perdono,
como monje despojado, hasta quedarme sin orgullo.
Me quitaré de vos todo lo que era
y en estas aguas tan bebidas
seré mis nuevas olas.

Sirenas

Una mujer con portaligas
terminaría el partido en esa jugada.
Sin embargo se acomoda
mezquinando el apuro
reza  tu ego
danza  tu espina
y susurra
tus estrellas exitadas.

El tiempo va en sus caderas.
La suerte, escondida en cintura
que se ofrece
a ser domada.
Sólo entonces sube a tus sueños
para arrancarte el paraíso
el exilio
y el amor.

Una mujer en portaligas
lleva un plan;
y si quiere
apaga todos tus cielos.

Contemplación.

Al ajedrez de tu mente                
le faltan espejos
para enfrentar a esta reina.









Golpe a mi estado

Me resuelvo viento
en las entrañas de este tiempo.
Yo que no creía,
que me cegaba en vuelo
y nube
y derrota.
Yo que me vestía de esmero
y sin desnudarme
me atreví a ser Eva y sicario.

yo:
   que me reiné en dos letras pesadas.
Yo que me incliné siendo soberana,
   y permití sin dar permiso.
Yo que sublevé mis poros
   hasta derrocarme
   hasta disolverme en arenas
   de playas livianas
   y campos sembrados
   con pocas palabras.

Yo que maté al espejo que me revelaba
y asfixié la sangre sin garganta;
me resuelvo hoy
libre de ser libre
y de mis vientos
última palabra.



Desenredemos esto

Desenjuagame el pelo
que la espuma de estos días
me está dando comezón.
Las puntas se me anudan,
Las raíces se me alacian.

Desenredame el pelo
que los dedos se me fueron
y sólo tengo palma franca
al cachetazo que te niego
o para estas migas
 que quieren comer las palomas
y a las palomas los gatos;
y a esos gatos ratifusos
te los comés vos.

Desenredame el pelo
con dulzura
hasta que no haya más de mi,
más que esta ausencia anudada,
más que esos días felices
en marquitos
que no volvimos a colgar.

Yo mientras tanto
me voy haciendo las trenzas
y salgo a jugar.

Sí, quiero.

Esta zapatilla izquierda del corazón
Este pulgar que no se enfrenta a la mano
La ruleta rusa de mi boca abierta
La planta ida en vicio de mi pie
La desarticulación sistemática
de esta rodilla flamenca
Mi costilla revelde
mi nariz tobogán
Este yo calecitero
ciego de sortija
quieren soñarte unicornio

otra vez...

¿A cuenta de qué?

A rabiar de estos ojos.
A morder de estas entrañas.
A saber de esta suerte
que se esconde en los mapas.

Por todo y también por tanto.
Por este siempre que ya no importa.
 Saberse simple es tan imbricado
que absurdamente es lo mismo
la rosa con que me pincho
que el agua;
y la dejo correr.

¡Quién te ha visto y quién te ve!

Los ojos que adornaban la luna
con noche clara.
Los ojos que encendían estrellas
para marinos perdidos
y eran fuego y viento y mareas.
Esos ojos zepelines
chuecos de mirar tan firme
hoy tienen nieve de adentro
y congelan mi voz.

Despejando

¿Enfrentarse a quién?

¿Resistir dónde?

El cielo celeste
y yo
sin estar despejada
me sumerjo en su infinito
sin nubes
sin miradas...

El silencio del espacio
contra el bullicio del tiempo


El alma como rehén
de las injusticias
que se generan
y genero
al querer aceptar
esperando
y esperando el milagro
de la aseptación
o el olvido.

Resisto en el lugar
donde nacían los sueños.

Me enfrento en el espejo.

Silencio los deseos
disfrazándolos de calma
y me veo ir
aún más lejos
sin poder escapar
de nada.